Supongo que cambiar el
mundo es demasiado peso para una sola espalda.
Basta con querer cambiar
tu mundo para entrar en colisión frontal con la vida.
Cuando la realidad da
tantas vueltas que hasta el estómago se revoluciona, hay que pensar en tirar de
freno de mano. Empieza la cuesta abajo, agárrate que vienen curvas.
Vueltas de campana. Noto
la velocidad de la sangre como ríos que están a punto de desbordarse por mis
venas.
Me asusto, salgo
corriendo a cualquier rincón donde mantener la mente en calma y bajar el ritmo
cardíaco.
Por casualidades de la
vida o causalidades del destino, tropiezo con mi momento y mi lugar. Vuelvo a
respirar tranquila.
Tumbada en el asfalto bajo un manto de nubes,
mientras el mundo gira y se retuerce sobre sí mismo.
Dejo volar la imaginación, las formas del cielo cobran vida en mi cabeza, todo vuelve a tener sentido.
Hoy las estrellas estaban
celosas de su intimidad y aún así, han sabido guiarme.