miércoles, 30 de abril de 2014

No hay tregua, no hay descanso.



Las horas pasan y mi reloj estalla. Noto como las venas del cuello se van hinchando, tic tac, tic tac, PUM!
Salpicadero de emociones, de ritmos cardíacos disparados contra las paredes de mi pecho. De mis costillas astilladas se ven asomar lo que en su día fueron pulmones, ennegrecidos, plastificados, aplastados por las pocas ganas de aspirar el aire que me rodea.
El estomago contraído está a punto de expandirse en mil y un pedazos, vacío de sensaciones que llenan los nudos de mis adentros.
La garganta no contiene, retiene y resiste, y cruje porque quiere soltar lo que corre entre mis neuronas. Pero aguanta, la muy puta aguanta.


No hay tregua, no hay descanso. Las horas pasan y mi reloj estalla. 
Y lo único que viene a mi mente es.. esto no es más que otro de mis caóticos momentos universales.