El mundo está diseñado para que, cuando explote el capitalismo devorador en las caras de aquellos que ignoran la verdad, una brizna de maldad brote en sus corazones, y justificar con ello, que lo correcto es lo inhumano.
Siguiendo así con los planes de las realidades plásticas creadas por (y para) el interés económico - algo que por seguro, dejará de importar en el lecho de muerte-.
Déjenme poner en duda que, aunque a los ojos de aquellos que manejan el cotarro sea una verdad irrefutable, existan vidas de 1ª, 2ª y un sinfín de inacabables categorías.
Ninguna vida tiene precio, y menos aún monetario. Lo que puedo asegurar, es que cada alma es pura, aunque la (in)cultura se empeñe en extinguir el amor al prójimo, siempre quedará desaprender para volver a amar sin prejuicios.
Si saltamos de su barco, nadaremos libres, aunque nos veamos envueltos en mares de dudas, aunque la marea de la incertidumbre nos haga creer que vamos a la deriva... es cuestión de mantener una dirección firme y dejarnos mecer en el vaivén de las olas.