miércoles, 18 de noviembre de 2015

Hundir la flota. Toques a quién toques, nos hundimos todos.

El mundo está diseñado para que, cuando explote el capitalismo devorador en las caras de aquellos que ignoran la verdad, una brizna de maldad brote en sus corazones, y justificar con ello, que lo correcto es lo inhumano.

Siguiendo así con los planes de las realidades plásticas creadas por (y para) el interés económico - algo que por seguro, dejará de importar en el lecho de muerte-.

Déjenme poner en duda que, aunque a los ojos de aquellos que manejan el cotarro sea una verdad irrefutable, existan vidas de 1ª, 2ª y un sinfín de inacabables categorías.

Ninguna vida tiene precio, y menos aún monetario. Lo que puedo asegurar, es que cada alma es pura, aunque la (in)cultura se empeñe en extinguir el amor al prójimo, siempre quedará desaprender para volver a amar sin prejuicios.

Si saltamos de su barco, nadaremos libres, aunque nos veamos envueltos en mares de dudas, aunque la marea de la incertidumbre nos haga creer que vamos a la deriva... es cuestión de mantener una dirección firme y dejarnos mecer en el vaivén de las olas.