He vuelto a las andadas, he vuelto a sentir.
Observando desde otra perspectiva como las manos tiemblan y la voz se rasga.
El caparazón se fue a la mierda otra vez, pero de manera más macabra.
He sentido arcadas, he sentido la necesidad de escupir este nudo y arrancarlo del pecho, de vomitarlo y repeler el cosquilleo estomacal.
Como quien sale de una gastroenteritis con secuelas físicas visibles.
Hoy creo que voy a potar.
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