jueves, 16 de enero de 2014

Hoy la luna, era llena.

Pequeñita... pero firme.

No se podía confundir con ninguna otra cosa.
Era ella, la luna, y con luz, llena.
La que se escondía y saltaba de tejado en tejado.
Rápida y con el descaro, de los que viven sin bandera.
Cruzando sin resbalar, sacudiendo las ramas de los que respiran sin pisar.
De los que no necesitan de sus vientos.
Para los que se mueven a su antojo, los que siguen su instinto animal.


El aire, frío. Y la luna, en su lugar.

Hoy, la luna brillaba por encima de las nubes.

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