jueves, 8 de diciembre de 2016

¿Cuántos pájaros enjaulados te hacen falta para decorar el alma?

¿No será más sencillo dejar salir lo que en la garganta estalla y no te deja ser feliz?
O, mejor aún, sigamos al mío ritmo desbocado y sin aliento, y veamos como nuestro Yo, la casa que el universo nos regaló para disfrutar esta vida, se marchita por aires de superioridad fingida y pasiones a medio resolver. 



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