Siempre he escuchado que la música es cultura, sin que, realmente, haya un porqué respaldándolo.
Ahora creo entender la razón. La música, no transmite sentimientos, no transmite ideas, no transmite pensamientos, no transmite nada, lo crea.
Una nota, puede nacer del sentimiento más profundo del compositor, en cambio, al llegar a los oídos del oyente, puede llegar a reavivar sentimientos que en su día fueron, indudablemente, una chispa que quedó grabada en la memoria, perdiendo, quizás en el mayor número de los casos, su significado original.
Lo mismo pasa con las letras. Cada párrafo, cada frase, cada palabra, varía dependiendo de la interpretación que cada individuo le otorgue.
Podría considerarse una teoría basada en la filosofía sofista, pero, es lo único que llega a alcanzar mi cabeza, el relativismo, la visión individual.
No existe un solo significado como atributo a la música, cada interpretación es la llave que abre la puerta a la imaginación humana.
Dejarse llevar por los sentidos y disfrutar.
Volar sin llegar a moverse del sitio, eso es la música, el placer de soñar.
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