domingo, 9 de diciembre de 2012

Ni rápido, ni lento, todo en su justa medida.

Mi cabeza sigue ardiendo, es la llama que me ilumina cuando todo queda a oscuras, a veces parpadea, otras arde intensamente, pero nunca se apaga. 

Lleva el ritmo justo, a mi medida. 

Cuando algo queda oculto entre las sombras, puede alumbrarme para que no me pierda, y si me pierdo es porque de vez en cuando, necesito que alguien avive la llama y me ayude a romper mis propias barreras. 

Todo en su justa medida, pero siempre en evolución. 


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