Mi cabeza sigue ardiendo, es la llama que me ilumina cuando todo queda a oscuras, a veces parpadea, otras arde intensamente, pero nunca se apaga.
Lleva el ritmo justo, a mi medida.
Cuando algo queda oculto entre las sombras, puede alumbrarme para que no me pierda, y si me pierdo es porque de vez en cuando, necesito que alguien avive la llama y me ayude a romper mis propias barreras.
Todo en su justa medida, pero siempre en evolución.
No hay comentarios:
Publicar un comentario