Por fin puedo empezar a documentar mis desvarios cerebrales.
Volviendo a la neurociencia.
La neuroplasticidad no es más que la capacidad de retención de información de nuestro cerebro para cambiar en el aprendizaje.
Hace tiempo comenté que las personas somos libros en blanco que hay que ir escribiendo, y no, no estaba lejos de la realidad científica.
El cerebro cambia según la información que va almacenando. Lo hacemos cambiar con nuestras experiencias.
No somos más que una mezcla de sucesos en nuestros días, las cosas que vivimos, con quien las compartimos, la manera en que lo hacemos, lo que sentimos y lo que comemos.
Todo lo que le aportamos al cerebro, como las hormonas (dopamina, serotonina, adrenalina,...) producidas por las vivencias, o las que se producen gracias a comer ciertos alimentos (como comer pescado, el Omega 3 facilita la creación de serotonina, la hormona del bienestar, y nos ayuda a ser más pacíficos, o la carne, las proteínas favorecen la creación de cortisol también conocida como la hormona del estrés), es lo que hará que se configure de una manera u otra nuestra cabeza y nuestro aprendizaje.
Una dieta variada, la buena compañía, el cambiar de aires, en resumen, experimentar con la vida, nos hace más inteligentes.
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