Puede limitar tanto nuestras capacidades, que podemos llegar a creer que no sabemos nada solo porque no sabemos como decirlo.
Pero dejemos de hablar... y respiremos, solo una vez, de dentro hacía fuera.
El sistema educativo nos ha enseñado a leer y escribir palabras, sin dejarnos primero aprender su significado a base de experiencia.
La vida no se puede resumir en un puñado de letras que alguien puso en el diccionario, y menos hacernos creer que los días tienen límites gramaticos.
Deja de encajonar tu mente entre grafías. Deja que las palabras pierdan valor. Deja que tu vida fluya... vive, y aprenderás a vivir. Entiende tu cabeza y el porqué de tus sentidos y aprenderás a proyectarlo hacía los demás.
Cuantas veces nos hemos visto reprimidos y perdidos por no saber expresar lo que sentimos?
Las manos, la mirada, los gestos, las acciones, dicen más que cualquier balbuceo inútil.
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