Notaba como los dedos, la muñeca y los sentidos iban cada uno por su lado.
No tenía conciencia de lo que hacía, dejandose enredar entre las nubes del ambiente y sintiendose bien.
Volando entre cuerdas y dejando la mente al aire.
Un banco entre los matorrales, allí en la nada cerca de algo, sin nada mejor que hacer.
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